Desde el lanzamiento del Sputnik en 1957 hasta la llegada del Smartphone o teléfono inteligente en los 90, han ocurrido grandes avances en la educación en química que han contribuido con su desarrollo. Sin embargo, varios expertos del campo de la educación, como son: Gilbert, Bulte & Pilot, Kind, De Jong sostienen que aun prevalece cierta actitud negativa hacia la ciencia.

¿Existe una actitud negativa hacia la ciencia?

¿A qué se atribuyen estos problemas? Los expertos atribuyen estos problemas a diversos factores, entre los que se encuentran:

  • Currículo sobrecargado de contenido debido a la acumulación del conocimiento científico. Es que dificulta la creatividad e inclusión de actividades o experiencias conducentes a comprender los conceptos.
  • Énfasis en el enfoque tradicional de la enseñanza de la química centrado en la memorización de fórmulas y conceptos, sin que los estudiantes vean la utilidad de lo que están aprendiendo.
  • Falta de habilidad en los estudiantes para transferir conocimientos más allá de lo aprendido en clases.

A estos problemas le añadimos también, la falta de recursos y materiales educativos a la disposición de maestros y profesores que les permitan enseñar la ciencia de una manera más atractiva y divertida.

¿Que dificulta el aprendizaje de la química?

En una publicación de varios autores en el 1994 (Schwartz, Bunce, Silberman, Stanitski, Stratton y Zipp) refirieron en una frase que al traducirla rezaría:

El mayor impedimento para el aprendizaje de la química, no es la falta de intelecto, sino la falta de motivación”.

Tomando en cuenta esta aseveración, surge la pregunta ¿Qué motiva a los estudiantes a interesarse por el aprendizaje de la química? 

De acuerdo al libro “How People Learn II”, la motivación es una condición o estado que activa y mantiene el comportamiento de una persona hacia una meta. Es fundamental para lograr el aprendizaje formal. Un entorno de aprendizaje formal, es el que proveen las instituciones escolares y universitarias, mientras que el aprendizaje informal sucede fuera de estos entornos educativos, en la cotidianidad o el día a día.  

Cabe mencionar que los elementos que motivan a las personas a aprender a lo largo de la vida son muy similares. No obstante, aquellos elementos que las personas valoran, cambian con la edad. De igual manera cambian los objetivos y las actividades consideradas importantes para el bienestar (Ebner et al., 2006; Kooij et al., 2011).

La motivación es un indicador de estados relacionados como el compromiso, el interés, la dirección a lograr una meta, la determinación y la tenacidad. Los estudiantes tienden a persistir en su aprendizaje cuando se enfrentan a un desafío manejable (no es demasiado fácil, ni demasiado frustrante) y cuando perciben el valor y la utilidad de lo que están aprendiendo.

La relevancia del contexto

Las creencias y valores de los estudiantes sobre una actividad para lograr una meta de aprendizaje, va estar influenciada por la motivación. El incremento del conocimiento científico, y el surgimiento de nuevas carreras impulsadas por el avance vertiginoso de la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática (STEM) requieren de educadores/as altamente capacitados que atiendan la demanda global de estos tiempos.

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Con la finalidad de atender las exigencias del siglo XXI, se resalta el uso del contexto, no solo como punto de partida para el aprendizaje de la química sino por su función motivacional de aprender nuevos conceptos (De Jong).

Uno de los proyectos vigente lo encabeza la Asociación Química Americana (ACS, por sus siglas en inglés) a través de la división de la “Chemistry in Context: Applying Chemistry to Society” el cual provee una variedad de temas interesantes para estudiantes que no son de ciencia. El uso del contexto ha demostrado atender gran parte de los problemas antes mencionados de la educación en química, en diversos grados y niveles. Entre los países que han contribuido con investigaciones al respecto se encuentran: Israel, Australia, España, Alemania, Estados Unidos, entre otros.

El uso del contexto para enseñar química

¿Qué tal si en lugar de referirnos a conceptos básicos como: pH, soluciones, sólidos disueltos, salinidad y evaporación del agua, analizamos varias muestras de agua de mar?

En una charla ofrecida por el Dr. Bauzá-Ortega (oceanógrafo), en representación del Ecoexploratorio discutió una variedad de tópicos, debido al día mundial de los océanos. En la charla habló sobre la oceanografía química, la función del oceanógrafo, y cómo su conocimiento le ayuda a integrar la química del agua del mar para generar informes.

Preguntas como:

  1. ¿Sabías que existen más de 72 elementos disueltos en el agua del mar, incluyendo el oro?
  2. ¿Sabías que el estudio de la salinidad ayuda a entender los océanos?
  3. ¿Cuál es el océano con mayor concentración de sal?

Estas y otras preguntas podrían responderse al abordar el tema, desde la perspectiva de la enseñanza de la química en contexto. Analizar varias muestras de agua de mar podrían ser interesante para cubrir, no solo conceptos básicos de química (dependiendo del grado), sino también resaltar la importancia de recolectar muestras, analizarlas, compararlas e informar los resultados.

Conclusión

El uso del contexto es una estrategia eficaz para motivar a los estudiantes a interesarse por la química. Al enseñar la química en un contexto relevante, de interés para los estudiantes, podemos ayudar a mejorar su actitud hacia la ciencia y probablemente aumentar el número de estudiantes que optan por estudiarla.

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